En todo un fenómeno social se ha convertido la hazaña lograda por los chicos del Club Bam-Bam Zamorano de La Legua tras ganar 3 a 2 al Real Madrid Sub-13 en España.
Un triunfo que se escapa del análisis estrictamente deportivo y que las paradojas de la vida se encargaron de enfrentar a opuestas realidades en una cancha de fútbol.
Para los pequeños del Madrid este pleito seguramente se transformará en una anécdota en sus vidas; no así para los muchachos de La Legua, quienes con sus grandes logros en el Monumental de Argentina, en el Maracaná de Brasil y este último en la madre patria, logran desmarcar por algún momento a una población que convive a diario con los flagelos de la marginación. Esa misma que los esperaba con algarabía pero también con las calles bajo la custodia de policías protegidos por chalecos antibalas y sus carros blindados como fronteras.“…que las calles son estadiosy las balas papel picadolas sirenas eran cantosy un gol ahogaba el llanto…”
Este éxito responde en parte a la apuesta célebre de una empresa privada -Copa Chilectra-, que se atreve a recuperar espacios públicos y que busca, por vía del deporte, entregar valores para fortalecer la formación de niños y adolescentes, alejándolos de las drogas y extendiendo la labor social de la Compañía a lo largo de las comunas en que presta servicio. Una iniciativa digna de imitar para aquellas empresas que les interese vincular y posicionar su marca con la actividad deportiva, el desarrollo social y el rescate de sectores vulnerables.
Iván “Bam - Bam” Zamorano acompañó a la delegación desde su despegue en Santiago. El ex goleador de la "Roja" colaboró en todo momento desde la banca con el entrenador del elenco de La Legua, Jaime Lizama, y en su visita al Palacio de La Moneda golpeó la mesa de esta manera: “Muchas veces he visto en televisión a gente que se está presentado para Presidente y que dice que hay que construir más cárceles, que hay que tener más carabineros en las calles, pero yo creo que ese no es el camino. El camino es rescatar los espacios públicos y los espacios en los barrios marginales en pos del deporte y la educación. Aquí está el fruto”.
Proyectos de este tipo necesitan un impulso mayor y se hace imperioso el cumplimiento de los compromisos y las promesas ofrecidas en momentos de efervescencia popular, por ejemplo cuando la Secretaria General de Gobierno, Carolina Tohá, declaraba lo siguiente: “Todo nuestro reconocimiento para ello; nuestra gratitud, nuestras gratificaciones y además nuestro compromiso de apoyarlos en los proyectos que tienen para que su cancha pueda tener la infraestructura necesaria para seguir trabajando en las mejores condiciones”. ¿Cuándo se llevará a cabo esto? ¿Este compromiso se sucederá si hay continuidad en un virtual gobierno concertacionista? ¿Qué pasa si la oposición asciende al mando? ¿Se diluirán los compromisos? ¿Merece trámite reconocer la actuación y los grandes triunfos internacionales de un puñados de chicos oriundos de un sector marginal?
Es importante mencionar que desde el triunfo en Maracaná el 2005 y de aquella selección de nueve jugadores, no más de tres siguen participando en inferiores de clubes profesionales, del resto nada se sabe. Recordamos que en esa oportunidad también hubo promesas que quedaron para las cámaras pero que se difuminaron en el tiempo y en el espacio.
Conversaremos con alguien que ha retratado con su pluma las épicas hazañas de estos jóvenes y un conocedor en situ de la realidad de la población. Un diálogo profundo con el escritor oriundo de La Legua Álvaro Ricoe. Autor de varios libros relacionados con las aventuras y desventuras del balompié con: “… y el oro cayó del Cielo” y “El Maracanazo Legüino”, este último un cuento ambientado en las hazañas históricas del club “Bam-Bam” Zamorano de la mediática población.
¿Cómo nace tu amor por la literatura?
Desde niño manifesté inquietud por las letras y el dibujo. Los cuentos infantiles me capturaron al punto de querer recrearlos en mis cuadernos. Luego vino la inventiva y personajes ajenos se mezclaban con los propios. Cuando comprendí que me dedicaría a escribir en forma seria con alguna proyección, ya tenía tres cuadernos repletos de cuentos. Algunos de ellos los pulí con las nuevas herramientas que iba adquiriendo y comencé a participar en concursos literarios. Los primeros premios me hicieron saber que ésta sería mi vocación definitiva.
¿Cuántas publicaciones tienes y de qué temas tratas?
En lo que respecta a los libros publicados, todos han salido bajo el sello de Arttegrama, editorial popular sin fines de lucro que se especializa en dar tribuna a escritores populares y/o emergentes. A la fecha llevo siete publicaciones individuales y en otras tantas aparezco antologado junto a otros autores.
Los temas que trato en mi obra son bien variados. En la novela “Morena Sensualidad”, hay una propuesta sociocultural de fondo, lo que la encasilla como novela ensayística. Algo similar pero más orientado a la adolescencia hay en la novela: “La más bella de la villa”. Donde hay más variedad y hasta tintes de novela negra es en la recopilación “Cuentos de La Legua” , que contiene 22 relatos de distinta extensión y también diferentes tratos. Voy desde la realidad a lo ficticio pasando por lo idealizado y llegando a la crítica social.
Una colección de cuentos eróticos reúne varios relatos de esa índole bajo el sugerente título: “Hembras con hambre de hombres”.
El género ensayo me tira bastante por lo que me he sumergido en el análisis y la crítica social en las columnas de varias revistas a nivel nacional y en los libros: “Gente pobre y pobre gente”; “Reflexiones sobre la Identidad Legüina” y “No nos estamos Comunicando”.
El fútbol es un tema recurrente por lo vasto y cercano. La novela “… y el oro cayó del Cielo” trata de la cuarta estrella conseguida recientemente por el club Everton de Viña del Mar y el cuento “Maracanazo Legüino” está basado en un hecho real que fue digno de ser llevado a las letras.
¿Cuál es tu vínculo con el Club “Bam-Bam” Zamorano?
Una gran amistad me une con su creador y director técnico (Jaime Lizama).
Una gran persona por sobre cualquier otro análisis. Destaco su encomiable labor a partir de su vocación y tesón: es capaz de con muy poco hacer mucho.
La vida se ha encargado de premiar las virtudes de este gran hombre. Mi vínculo con el club es más bien una consecuencia de estar ambos en la misma senda: la de rescatar los valores de La Legua. La cultura en todas sus formas sigue caminos parecidos y ahí es donde inevitablemente nos encontramos remando para el mismo lado.
¿Por qué ambientaste el libro "El Maracanazo Legüino” por el año 2051 y utilizaste nombres ficticios en algunos casos?
Es por dos razones fundamentales. La primera es que necesitaba una coartada que me permitiera contar la historia con detalles finos desde la óptica de uno de los participantes y qué mejor que fuera uno de los jugadores, ya entrado en años, quien les contara, haciendo uso de sus recuerdos, a unos niños de ese entonces lo que fue ese heroico partido. La otra razón es que en esa fecha se cumplirá el centenario de La Legua emergencia, que es el sector que representa el contexto del relato y me proyecto sobre la idea de que pese a los adelantos de la ciencia y de la tecnología, muchas cosas en relación con la esencia de las personas de La Legua y su calidad de vida no sufrirán mayores cambios.
¿Consideras que plasmar las hazañas de los muchachos tiene tintes documentales en el largo plazo?
De hecho así es. Sin duda que cada vez que se precise reconocer factores positivos de La Legua, hechos como éste u otro similar tendrán que salir al tapete.
La literatura cumple varias funciones, una de las más loables es recoger realidades y registrarlas como hechos históricos.
¿Qué proyecciones tienen o han tenido los niños que han participado en los procesos que finalizaron con triunfos en Argentina, Brasil y España?
Para ellos el fútbol es más que un juego. Para muchos es un escenario vital, un hábitat donde se puede proyectar una existencia. Un todo. Por lo mismo es que muchos de ellos están pensando y ejecutando esa vocación extendiendo sus horarios en clubes profesionales donde se someten a la disciplina y a las exigencias que esa vida les demanda.
Las distintas generaciones de esos niños ha tenido su sesgo y aunque algunos se desbandan de la buena senda, la mayoría encuentra un camino tangible donde plasmar sus ilusiones en el desarrollo personal y social. Al final de la jornada está todo lo que anhelan y eso es más que un cuento de hadas, para ellos es la pura realidad.
El reconocimiento de sus coetáneos, el festejo y la admiración son cosas reales que ellos pueden experimentar en forma permanente.
¿Cómo financiaste tus obras?
Formo parte de una colectividad cultural muy fuerte dentro de la población, el Centro Cultural al que pertenezco cuenta con un departamento editorial sin fines de lucro.
Esto permite que autores emergentes puedan acceder a alguna de las líneas de edición.
Los costos son muy menores en comparación con el de las editoriales comerciales y por ende accesibles para quienes manejamos un bajo presupuesto.
Las ventas de mis primeros libros fueron financiando la producción de los sucesores.
¿Es cierto que hay promesas incumplidas de parte de las autoridades?
Las autoridades hacen muchas promesas, pienso que quizá las hagan de buena fe en el momento pero después se ven en incompatibilidad con la praxis. O se dan cuenta de que los recursos con los que cuentan no les alcanzan para poder cumplir con todas las promesas ya que hay otras prioridades o cuando logran hacer caja, les falta tiempo para materializarlas dentro de su periodo como autoridad. Ahí vienen las explicaciones… ahí también, la frustración de los que esperaban por lo prometido.
¿Cómo adviertes el circuito de reinserción social que se está realizando en diversas poblaciones en todo lo relacionado al arte, al deporte y otros?
Veo que existe una “gran buena intención”. Veo también que hay voluntad de destinar recursos. Ahí hay dos pilares fundamentales. Lo que me asusta es que la gestión se vea estancada por la burocracia y el siempre presente amiguismo.
Cuando el escenario no es el propicio para tenerlo de ejemplo, las réplicas suelen ser híbridas entre potenciales y carencias. Lo óptimo es que la reinserción sea completa. Que sea un proceso donde se contemple un seguimiento y un apoyo durante el periodo de adaptación. El arte, el deporte y los estudios son áreas vitales para el rescate de la juventud marginal. Hay que darle la seriedad que se merece.
Envíanos un mensaje...
En especial a los cultores sociales de toda índole. Los veo demasiado politizados. Como si las ideologías fueran lo único capaz de generar movimiento. A todos les digo: “ni hacia la derecha ni hacia la izquierda, sino hacia adelante”.
Agradecemos a Álvaro y desde esta tribuna grabamos con letras de oro los nombres de cada uno de los integrantes del plantel Bam- Bam Zamorano que un buen día venció al poderoso Real Madrid en España: Camilo Ramírez, Claudio Donoso, Ernesto Véliz, Jordan Moya, Kevin Seguel, Pablo Hubner y Camilo Zúñiga.
Dedicamos como homenaje el tema de Bandaduke: “Caído del cielo” y su fragmento:
“Quién se iba a imaginar que un chico de este barrio iba a dominar con su balón el mundo entero…”
Un triunfo que se escapa del análisis estrictamente deportivo y que las paradojas de la vida se encargaron de enfrentar a opuestas realidades en una cancha de fútbol.
Para los pequeños del Madrid este pleito seguramente se transformará en una anécdota en sus vidas; no así para los muchachos de La Legua, quienes con sus grandes logros en el Monumental de Argentina, en el Maracaná de Brasil y este último en la madre patria, logran desmarcar por algún momento a una población que convive a diario con los flagelos de la marginación. Esa misma que los esperaba con algarabía pero también con las calles bajo la custodia de policías protegidos por chalecos antibalas y sus carros blindados como fronteras.“…que las calles son estadiosy las balas papel picadolas sirenas eran cantosy un gol ahogaba el llanto…”
Este éxito responde en parte a la apuesta célebre de una empresa privada -Copa Chilectra-, que se atreve a recuperar espacios públicos y que busca, por vía del deporte, entregar valores para fortalecer la formación de niños y adolescentes, alejándolos de las drogas y extendiendo la labor social de la Compañía a lo largo de las comunas en que presta servicio. Una iniciativa digna de imitar para aquellas empresas que les interese vincular y posicionar su marca con la actividad deportiva, el desarrollo social y el rescate de sectores vulnerables.
Iván “Bam - Bam” Zamorano acompañó a la delegación desde su despegue en Santiago. El ex goleador de la "Roja" colaboró en todo momento desde la banca con el entrenador del elenco de La Legua, Jaime Lizama, y en su visita al Palacio de La Moneda golpeó la mesa de esta manera: “Muchas veces he visto en televisión a gente que se está presentado para Presidente y que dice que hay que construir más cárceles, que hay que tener más carabineros en las calles, pero yo creo que ese no es el camino. El camino es rescatar los espacios públicos y los espacios en los barrios marginales en pos del deporte y la educación. Aquí está el fruto”.
Proyectos de este tipo necesitan un impulso mayor y se hace imperioso el cumplimiento de los compromisos y las promesas ofrecidas en momentos de efervescencia popular, por ejemplo cuando la Secretaria General de Gobierno, Carolina Tohá, declaraba lo siguiente: “Todo nuestro reconocimiento para ello; nuestra gratitud, nuestras gratificaciones y además nuestro compromiso de apoyarlos en los proyectos que tienen para que su cancha pueda tener la infraestructura necesaria para seguir trabajando en las mejores condiciones”. ¿Cuándo se llevará a cabo esto? ¿Este compromiso se sucederá si hay continuidad en un virtual gobierno concertacionista? ¿Qué pasa si la oposición asciende al mando? ¿Se diluirán los compromisos? ¿Merece trámite reconocer la actuación y los grandes triunfos internacionales de un puñados de chicos oriundos de un sector marginal?
Es importante mencionar que desde el triunfo en Maracaná el 2005 y de aquella selección de nueve jugadores, no más de tres siguen participando en inferiores de clubes profesionales, del resto nada se sabe. Recordamos que en esa oportunidad también hubo promesas que quedaron para las cámaras pero que se difuminaron en el tiempo y en el espacio.
Conversaremos con alguien que ha retratado con su pluma las épicas hazañas de estos jóvenes y un conocedor en situ de la realidad de la población. Un diálogo profundo con el escritor oriundo de La Legua Álvaro Ricoe. Autor de varios libros relacionados con las aventuras y desventuras del balompié con: “… y el oro cayó del Cielo” y “El Maracanazo Legüino”, este último un cuento ambientado en las hazañas históricas del club “Bam-Bam” Zamorano de la mediática población.
¿Cómo nace tu amor por la literatura?
Desde niño manifesté inquietud por las letras y el dibujo. Los cuentos infantiles me capturaron al punto de querer recrearlos en mis cuadernos. Luego vino la inventiva y personajes ajenos se mezclaban con los propios. Cuando comprendí que me dedicaría a escribir en forma seria con alguna proyección, ya tenía tres cuadernos repletos de cuentos. Algunos de ellos los pulí con las nuevas herramientas que iba adquiriendo y comencé a participar en concursos literarios. Los primeros premios me hicieron saber que ésta sería mi vocación definitiva.
¿Cuántas publicaciones tienes y de qué temas tratas?
En lo que respecta a los libros publicados, todos han salido bajo el sello de Arttegrama, editorial popular sin fines de lucro que se especializa en dar tribuna a escritores populares y/o emergentes. A la fecha llevo siete publicaciones individuales y en otras tantas aparezco antologado junto a otros autores.
Los temas que trato en mi obra son bien variados. En la novela “Morena Sensualidad”, hay una propuesta sociocultural de fondo, lo que la encasilla como novela ensayística. Algo similar pero más orientado a la adolescencia hay en la novela: “La más bella de la villa”. Donde hay más variedad y hasta tintes de novela negra es en la recopilación “Cuentos de La Legua” , que contiene 22 relatos de distinta extensión y también diferentes tratos. Voy desde la realidad a lo ficticio pasando por lo idealizado y llegando a la crítica social.
Una colección de cuentos eróticos reúne varios relatos de esa índole bajo el sugerente título: “Hembras con hambre de hombres”.
El género ensayo me tira bastante por lo que me he sumergido en el análisis y la crítica social en las columnas de varias revistas a nivel nacional y en los libros: “Gente pobre y pobre gente”; “Reflexiones sobre la Identidad Legüina” y “No nos estamos Comunicando”.
El fútbol es un tema recurrente por lo vasto y cercano. La novela “… y el oro cayó del Cielo” trata de la cuarta estrella conseguida recientemente por el club Everton de Viña del Mar y el cuento “Maracanazo Legüino” está basado en un hecho real que fue digno de ser llevado a las letras.
¿Cuál es tu vínculo con el Club “Bam-Bam” Zamorano?
Una gran amistad me une con su creador y director técnico (Jaime Lizama).
Una gran persona por sobre cualquier otro análisis. Destaco su encomiable labor a partir de su vocación y tesón: es capaz de con muy poco hacer mucho.
La vida se ha encargado de premiar las virtudes de este gran hombre. Mi vínculo con el club es más bien una consecuencia de estar ambos en la misma senda: la de rescatar los valores de La Legua. La cultura en todas sus formas sigue caminos parecidos y ahí es donde inevitablemente nos encontramos remando para el mismo lado.
¿Por qué ambientaste el libro "El Maracanazo Legüino” por el año 2051 y utilizaste nombres ficticios en algunos casos?
Es por dos razones fundamentales. La primera es que necesitaba una coartada que me permitiera contar la historia con detalles finos desde la óptica de uno de los participantes y qué mejor que fuera uno de los jugadores, ya entrado en años, quien les contara, haciendo uso de sus recuerdos, a unos niños de ese entonces lo que fue ese heroico partido. La otra razón es que en esa fecha se cumplirá el centenario de La Legua emergencia, que es el sector que representa el contexto del relato y me proyecto sobre la idea de que pese a los adelantos de la ciencia y de la tecnología, muchas cosas en relación con la esencia de las personas de La Legua y su calidad de vida no sufrirán mayores cambios.
¿Consideras que plasmar las hazañas de los muchachos tiene tintes documentales en el largo plazo?
De hecho así es. Sin duda que cada vez que se precise reconocer factores positivos de La Legua, hechos como éste u otro similar tendrán que salir al tapete.
La literatura cumple varias funciones, una de las más loables es recoger realidades y registrarlas como hechos históricos.
¿Qué proyecciones tienen o han tenido los niños que han participado en los procesos que finalizaron con triunfos en Argentina, Brasil y España?
Para ellos el fútbol es más que un juego. Para muchos es un escenario vital, un hábitat donde se puede proyectar una existencia. Un todo. Por lo mismo es que muchos de ellos están pensando y ejecutando esa vocación extendiendo sus horarios en clubes profesionales donde se someten a la disciplina y a las exigencias que esa vida les demanda.
Las distintas generaciones de esos niños ha tenido su sesgo y aunque algunos se desbandan de la buena senda, la mayoría encuentra un camino tangible donde plasmar sus ilusiones en el desarrollo personal y social. Al final de la jornada está todo lo que anhelan y eso es más que un cuento de hadas, para ellos es la pura realidad.
El reconocimiento de sus coetáneos, el festejo y la admiración son cosas reales que ellos pueden experimentar en forma permanente.
¿Cómo financiaste tus obras?
Formo parte de una colectividad cultural muy fuerte dentro de la población, el Centro Cultural al que pertenezco cuenta con un departamento editorial sin fines de lucro.
Esto permite que autores emergentes puedan acceder a alguna de las líneas de edición.
Los costos son muy menores en comparación con el de las editoriales comerciales y por ende accesibles para quienes manejamos un bajo presupuesto.
Las ventas de mis primeros libros fueron financiando la producción de los sucesores.
¿Es cierto que hay promesas incumplidas de parte de las autoridades?
Las autoridades hacen muchas promesas, pienso que quizá las hagan de buena fe en el momento pero después se ven en incompatibilidad con la praxis. O se dan cuenta de que los recursos con los que cuentan no les alcanzan para poder cumplir con todas las promesas ya que hay otras prioridades o cuando logran hacer caja, les falta tiempo para materializarlas dentro de su periodo como autoridad. Ahí vienen las explicaciones… ahí también, la frustración de los que esperaban por lo prometido.
¿Cómo adviertes el circuito de reinserción social que se está realizando en diversas poblaciones en todo lo relacionado al arte, al deporte y otros?
Veo que existe una “gran buena intención”. Veo también que hay voluntad de destinar recursos. Ahí hay dos pilares fundamentales. Lo que me asusta es que la gestión se vea estancada por la burocracia y el siempre presente amiguismo.
Cuando el escenario no es el propicio para tenerlo de ejemplo, las réplicas suelen ser híbridas entre potenciales y carencias. Lo óptimo es que la reinserción sea completa. Que sea un proceso donde se contemple un seguimiento y un apoyo durante el periodo de adaptación. El arte, el deporte y los estudios son áreas vitales para el rescate de la juventud marginal. Hay que darle la seriedad que se merece.
Envíanos un mensaje...
En especial a los cultores sociales de toda índole. Los veo demasiado politizados. Como si las ideologías fueran lo único capaz de generar movimiento. A todos les digo: “ni hacia la derecha ni hacia la izquierda, sino hacia adelante”.
Agradecemos a Álvaro y desde esta tribuna grabamos con letras de oro los nombres de cada uno de los integrantes del plantel Bam- Bam Zamorano que un buen día venció al poderoso Real Madrid en España: Camilo Ramírez, Claudio Donoso, Ernesto Véliz, Jordan Moya, Kevin Seguel, Pablo Hubner y Camilo Zúñiga.
Dedicamos como homenaje el tema de Bandaduke: “Caído del cielo” y su fragmento:
“Quién se iba a imaginar que un chico de este barrio iba a dominar con su balón el mundo entero…”
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